El coach está para acompañar a aprender.

Un sabio maestro llamado Lim estaba acostado en su lecho de muerte, rodeado por sus discípulos.

Lloraba desconsoladamente y nadie lograba confortarlo.

Uno de sus alumnos le preguntó: ”Maestro, ¿Por qué estás llorando?, ¡Si Usted es casi tan inteligente como el patriarca Abraham, y tan bondadoso como el mismo Buda!”

Al escuchar esto, el anciano Lin respondió: “Cuando parta de este mundo a comparecer ante el Tribunal Celestial, nadie me cuestionará por qué no fui inteligente como Abraham o bondadoso como Buda. Por el contrario, la pregunta que me harán será: Lin, ¿Por qué no fuiste como Lin?”

Con esta fabulosa lección de introspección, vamos a hablar sobre el Coaching:

Cuando las personas hablamos de nuestros sueños, hay como un fuego sagrado, los ojos se nos iluminan como brasas de ilusión. Por ello, Leonardo Wolk en su libro “El arte de soplar brasas”, habla de “Los sopladores de brasas” cuando se refiere a un Coach.

Las circunstancias por las que una persona decide hacer un proceso de coaching son muy variadas, pero podríamos resumirlas en:

- Quiebre personal

- Resolver un conflicto interpersonal

- Alcanzar un objetivo profesional

“Lo mejor que puedes hacer por los demás no es enseñarles tus riquezas, sino hacerles ver la suya propia” Goethe.

Así, el coaching es una disciplinaba que resulta ser terapéutica, no psicoterapéutica. En el coaching no hablamos de enfermos, ni nos ocupamos de estructuras patológicas, ni de el inconsciente, interpretación de los sueños, pulsiones, resistencia, repercusión, etc… todos estos aspectos son específicos de un campo profesional donde el Coach no incursiona.

El Coach esta para acompañar a APRENDER.

Aprender es expandir nuestra capacidad de acción efectiva. Poder hacer hoy lo que ayer no podíamos o sabíamos. El aprendizaje también es activo porque requiere la voluntad y la acción de movernos de una zona que arbitrariamente llamamos de confort, a otra zona que llamaremos de expansión. Con cuidado de no pasar a la zona de pánico. El aprendizaje es un viaje que comienza por reconocer que hay algo que no sabemos.

El siguiente paso es la RESPONSABILIDAD. ¿Cómo quieres vivir tu vida?

Imaginemos que estamos sosteniendo un objeto entre las manos, y abrimos la mano y el objeto cae. Ante la pregunta: ¿Porqué cayó el objeto?, algunos responderán: “Por la fuerza de la gravedad”, otros dirán “porque lo soltó”. Ambas respuestas son igualmente ciertas, pero a la vez son diferentes maneras de explicar el fenómeno, ya que la respuesta primera es tranquilizadora mientras que la segunda es generativa. Vamos a ver esto con más profundidad:

Una explicación tranquilizadora es aquella en la que yo me declaro inocente y pongo la responsabilidad en el sistema, o en la cultura, o en el tiempo, etc. Siempre hay un motivo. Así, el resultado que obtengo lo explico como consecuencia de factores externos a mí. Es una explicación irresponsable: No asumo la responsabilidad de haber podido generar una respuesta diferente. Dar este tipo de explicaciones tiene el enorme costo de ubicarnos en el rol de víctimas.

Las respuestas generativas, por el contrario, son aquellas que nos hacen parte del problema, de esa forma, también podemos ser parte de la solución. Así, somos parte contribuyente de un resultado, y no nos hacemos culpables, sino que asumimos que el poder está en nuestras manos, somos los protagonistas y por tanto podemos elegir. Tenemos posibilidades de acción.

El Coaching es responsabilidad. La cuestión pasa por asumir esta responsabilidad en el proceso y tomar consciencia de qué podemos elegir. Así, aprendemos a revisar nuestros juicios, nuestros procesos de razonamiento y a darnos explicaciones generativas, a ser protagonistas con posibilidades de acción efectiva.