¿Cuándo podré celebrar mi boda?

Estamos viviendo una época muy complicada en todos los sentidos. Desde el pasado 13 de marzo se tuvieron que empezar a cancelar todas las bodas sin saber ciertamente cuándo podrían volver a celebrarse, con la consiguiente incertidumbre de todas las empresas que nos dedicamos profesionalmente al mundo de las bodas y la tristeza que supone para todas las parejas que tenían planificadas sus bodas para estos meses.

  ¿Cuándo podremos casarnos?

Son muchas las parejas que, a las pocas semanas de empezar el estado de alarma, empezaron a buscar alternativas para esa boda que no iba a poder celebrarse en la fecha prevista. Estas parejas han optado por retrasar sus bodas a los meses en los que quedaban fechas libres, como el trimestre final del año, o directamente pasarlas a la misma fecha pero del año siguiente.

Lo que nosotros recomendamos, en cualquier caso, es no optar nunca por cancelar la boda, sino optar por una fecha en la que, esperemos, se pueda celebrar como merece. Por lo tanto, no podemos asegurar cuándo se podrán celebrar las bodas, pero nosotros solo esperamos que esto sea muy pronto.

 

¿Va a cambiar el modo en el que celebramos las bodas?

Dicen que la nueva normalidad llegará para cambiar por completo nuestras vidas y la forma en la que las teníamos entendidas. Por ello, algo que inevitablemente cambiará, sobre todo a corto plazo, será la celebración de las bodas.

En primer lugar, porque las parejas que decidan no esperar más tiempo y se quieran casar en las primeras fases de la desescalada, probablemente deberán limitar mucho su número de invitados. Para algunas parejas esto no supone un gran inconveniente, pues desde el principio preferían una boda íntima, o no les importa realizar ese giro en este día tan importante.

 

En otros casos, si se trata de bodas celebradas íntegramente al aire libre o en espacios de grandes dimensiones, es posible que se pueda limitar el aforo al 30 % sin mucho problema, pero todo depende de los cambios que vayan dictando desde el gobierno.

Lo que sí que tenemos es claro es una cosa: que queremos seguir celebrando el amor, que todas las parejas merecen disfrutar de su día al 100 % y que, si las limitaciones del momento no les permiten celebrar la boda que han soñado, no pasa nada por retrasarla unos meses.

Al final, lo importante es celebrar.